jueves, 21 de noviembre de 2013

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La exterminación de todos los ciudadanos de Besgod. Ese sería nuestro destino si alguno de nosotros se atrevía a pasar la frontera establecida. Esta es la condena que nos tocaba seguir por culpa de unos descerebrados que osaron matar a la reina, hace más de dos siglos. Asumieron su culpabilidad con una condena de muerte, pero pasaron su legado a los descendientes. Esta reclusión ha acarreado desastres. Unos ínfimos, pero otros muy grandes, como es, por ejemplo, un retroceso en la economía y un pavor al mundo exterior a los límites establecidos, pues ya son desconocido para ellos. Una vez al año, una única vez, pasaba por el pueblo una carroza con nobles en su interior, los cuales escogían entre el campesinado a sus próximos criados, este es el llamado ''día de caza''.
                               1.- Porque todo empieza cerca del final.
Otra vez. Otra vez veía a esa mujer dando un paso más para allá, hacia la frontera. Siempre experimentaba una extraña sensación cuando la observaba, una sensación entre envidia y miedo. Siempre había querido dar un paso más para allá de la frontera, salir de este condenado sitio. Aun así, las leyes son claras y seguramente si no las cumplo mataran a todos las personas que me importan. Hasta ahí no puedo llegar.
Notaba que se estaba acabando esta pesadilla. Ya podía oír el sonido del viento y poco a poco iba notando mi cuerpo. Fue en ese momento cuando la vi. Mi sorpresa fue inmensa cuando descubrí que ahí estaba. Que siempre había estado. Mi madre. Esa mujer, que ocupaba todos mis sueños, ¿había sido siempre ella?. No lo sé, la respuesta a esta pregunta siempre será un misterio, pero ahora quiero seguir soñando, soñando con ella, con mi madre. Seguir contemplándola. Esto ya no es lo mismo sin ella y sin mi padre. Cuando murieron, de una extraña forma que nadie supo averiguar, yo y mi hermana pequeña Vivi nos fuimos con mi abuela a una pequeña casa a las afueras del pueblo. Una extraña casa, antigua y desgastada con el paso del tiempo. Pero, al fin de cuentas, un sitio al que llamar ''hogar''.
Me desperté. Ese sueño. Mi madre...
Giré la cabeza. Vivi dormía como un lirón al lado, siempre la he envidiado por ello, no tiene miedo a sus sueño, a lo que su mente pueda pensar. Miré al techo, observando las extrañas formas que la Luna creaba sobre este. No dormí mas en toda la noche. Aquel sueño absorbió toda mi atención. Aquel extraño sueño...

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